Los esfuerzos para justificar la pandemia pueden producir prejuicios
La COVID-19 está desafiando a la sociedad con un evento “cisne negro”, un suceso importante que se presenta como atípico, que afecta drásticamente a la sociedad y provoca que las personas la justifiquen en detalle después de que ocurre. Nassim Nicholas Taleb, un ensayista libanés, académico y estadístico, propuso el concepto de eventos “cisne negro”.
Según Taleb, un evento “cisne negro” puede alterar los procesos de pensamiento racionales en función de cómo se presente el asunto, y las personas tienden a buscar más situaciones que confirman su visión de mundo. De esta manera, se forman los prejuicios y pueden generar conclusiones equivocadas a la vez que amplifican el efecto emocional de la situación.
Los prejuicios pueden impulsar la formación de nuevos hábitos
Los prejuicios están basados en un punto de vista específico del mundo que puede haberse formado a partir de experiencias pasadas. Algunas personas pueden crear prejuicios como una forma de proporcionar protección contra situaciones no deseadas. En el caso de la COVID-19, los prejuicios habituales que se pueden producir incluyen lo que se indica a continuación:
- Suponer que todos los microbios, virus y bacterias por igual son malos. (De hecho, algunas bacterias son fundamentales para la buena salud).
- Equiparar lugares de trabajo organizados con limpieza. (No es necesariamente cierto que las personas con oficinas desordenadas no desinfectan su espacio de trabajo).
- Suponer que las mascarillas serán efectivas simplemente porque las personas las utilizaron en epidemias pasadas. (Es importante considerar variables como el material, el entorno y el verdadero efecto del virus).
Estos prejuicios pueden producir cambios de comportamiento, algunos de los cuales podrían afectar negativamente la productividad. Algunos hábitos que puede requerir un operador en respuesta a la pandemia incluyen los siguientes:
- Utilizar desinfectante de manos constantemente después de tocar algo. (Esto puede dar una falsa sensación de seguridad, debido a una menor tasa de efectividad y menos fricción durante el uso).
- Mantener una percepción de limpieza alterada. (Esto podría incluir pulir un objeto hasta que brille incluso aunque eso no sea necesario).
- Dejar de trabajar en una tarea como respuesta a alguien que estornuda o tose cerca. (De hecho, los estornudos podrían deberse a alergias y no a una infección).
Los prejuicios también podrían producir reacciones dañinas, como dejar caer una carga pesada en un intento de protegerse la cara de un compañero que está tosiendo o un desempeño deficiente, debido a la ansiedad que le genera la posibilidad de contagio.
Es posible que los operadores que regresen tras una larga ausencia necesiten readaptarse
Estar alejado de una tarea durante un tiempo prolongado, ya sea planificado o imprevisto, puede generar readaptaciones temporales a medida que los empleados recuerdan y vuelven a sus rutinas normales. El período de readaptación se prolonga cuando incluye cambios drásticos y una atmósfera general de incertidumbre.
La revaluación de los análisis de riesgo antes del retorno de la dotación de personal puede generar posibles soluciones para facilitar la transición. Entre los factores que se deben considerar se incluyen los siguientes:
- Es posible que los operadores olviden los pasos que solían ser naturales, lo que aumenta la probabilidad de que se produzca un accidente.
- El encendido del equipo no es parte del proceso normal, por lo que las tareas se deben realizar cuidadosamente.
- Es posible que se deban implementar procedimientos de limpieza adicionales.
- Es posible que se deban realizar cambios en el turno de trabajo para permitir la distancia social.
- Es probable que la cantidad de operadores cambie en cualquier momento determinado.
El equipo puede ser menos eficiente o más propenso a presentar fallas debido a un largo período de inactividad.
Tina Hull, ingeniera de desarrollo de tecnologías, experta en seguridad funcional TUV, escribió este artículo